martes, 12 de enero de 2010

El tunel

Caminaba lentamente, como pensando si debía o no entrar en aquella trampa segura.
Todos los túneles se convierten en trampas mortales cuando anochece, sobre todo cuando los puntos de luz son tan escasos que apenas existen.
De frente a las escaleras, como no queriendo bajar por ellas. Lentamente comienza a descender por aquellos escalones desgastados por el uso, por el paso de miles de personas. Poco a poco iba acercándose a la entrada del túnel. Otro escalón y una nueva mirada hacia atrás, un escalón mas, el oído atento por si escuchaba algún ruido que la pudiera poner alerta. Un escalón mas y ya estaba en la boca del túnel, miraba fijamente hacia el final, como queriendo ver a esa persona que la estaría esperando para atacarla. Un paso hacia adelante, la vista clavada en la oscuridad, un momento de reflexión mientras enciende un cigarro, expulsa e3l humo y continua andando. El eco de sus pisadas resuena por todo el pasadizo, como una veintena de obreros clavando tablas. Una mirada hacia atrás para convencerse de que nadie la sigue, otra calada al cigarro y una nueva mirada al final del túnel, pero allí no había nada. Una calada mas mientras gira la cabeza hacia atrás, como queriendo convencerse, pero esta vez ve una silueta que avanza; el corazón en un puño, un poco mas rápido el repiqueteo de sus tacones sobre las losas.
Pasaba ya la mitad del túnel, una nueva mirada hacia atrás para comprobar a que distancia se encontraba la sombra. Aun les separaban unos cuantos metros, tenia tiempo de sobra para salir del túnel.
Un poco mas rápido que ya queda poco para salir. La colilla del cigarro cae lentamente hacia las losas, tras dos pequeños saltos queda quieta, humeante aun, mientras se aproxima la sombra hacia ella. Casi quedaba medio cigarro, pero ella no podía llevar nada que no fuera el bolso fuertemente agarrado con las dos manos.
Miro nuevamente hacia atrás y vio aquella furtiva silueta ocultarse tras la la luz, ya había pasado el ecuador del túnel.
El humo flotaba, como suspendido entre el suelo y el techo del pasadizo, como una pequeña nube que retoza alegremente por el cielo azul. La colilla quieta era una espectadora de excepción, allí tirada junto a la pared, aprovechando sus últimos momentos, podía presenciar todo el suceso.
Apenas quedaban seis metros para el final del túnel, cuando volvió a mirar hacia atrás, para mantener situada aquella silueta que se le acercaba amenazante. Volvió la vista al frente, para comprobar horrorizada como otra sombra comenzaba a avanzar por el tunel hacia ella, muy lentamente. El corazón latía casi a doscientos. Se paro un momento, observando esa mueva figura que , ahora permanecía inmóvil a un metro escaso de las escaleras. Le pareció ver como desplazaba su mano hasta el interior de su chaquetón. Por un momento estuvo a punto de darse la vuelta y echar a correr, pero pensó en continuar avanzando. Miro una vez mas hacia atrás, para ver como se le acercaba esa silueta por la espalda. Reanudo su marcha, mucho mas rápido de lo que había avanzado anteriormente, casi corría. Tenia la vista clavada en el otro individuo, el que estaba frente a ella. Ahora mucho mas cerca de el podía comprobar que tenia la mano en el interior del chaqueton, a la altura del pecho. Vio como comenzaba a sacar algo similar a una navaja, por lo menos eso le pareció a ella, claro que en esas circunstancias, todo le había parecido sospechoso.
Apenas la separaban tres pasos de aquel individuo y cuatro de la escalera salvadora. Se dijo - le doy un empujón y subo corriendo, eso haré-. Ahora si veía que tenia un objeto de unos seis centímetros en su mano derecha y se lo acercaba a la cara. De pronto el resplandor de una llama la hizo comprender. Una voz profunda sonó a su espalda.
- ¡¡Coño, estas ahi!!, llevo un buen rato buscándote.
Parecía que el corazón se le iba a salir del pecho, mientras comenzaba a subir por las escaleras, pensando en la mala pasada que le había jugado su imaginación.

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