viernes, 15 de mayo de 2020

MADRID

Un lugar del que todos hablan, un lugar en donde nací. Es una ciudad que muchos aman y muchos más quisieran destruir. Los que no son de allí sólo saben atacarla y cada vez que tienen oportunidad la invaden para poder protestar. Vienen ganaderos, con sus vacas, a tirar la leche por allí. A sus calles viene gente, de la España vaciada dicen, mientras todos llenan las calles y chillan sus proclamas. Vienen agricultores que tiran tomates, cebollas, pimientos o patatas mientras colapsan las calles con tractores y otras grandes máquinas. Vienen andaluces, estremeños, catalanes o vascos, aquí caben todos, a nadie despreciamos. Cantan sus enfados acompañados de cacerolas, cazos y cuanto puedan usar para hacer ruido. Nosotros, mientas tanto, nos ponemos a un lado mientras escuchamos, mientras les damos apoyo paramos nuestra ciudad para que sean escuchados y luego, cuando se van, seguimos atareados, corriendo de un lado a otro, con una caña en la mano y una sonrisa en la boca, contentos por haberlos apoyado. Así somos los de aquí, alegres y desenfadado que pierden el tiempo con amigos a su lado. No cuesta sacarnos conversación y mucho menos que nos unamos a un sarao. Tenemos fama de esto y de aquello, pero de eso nadie está exento, todos llevamos nuestro cartel, en el acento, en los modales..., pero eso es lo mejor de cada lugar, lo que nos hace únicos, ni mejor ni peor, simplemente irrepetibles y que más decir si desde aquí vas a cualquier lugar, no en vano tenemos el kilómetro cero, quizás por eso se dice que "de Madrid al cielo".