martes, 7 de abril de 2020

Planeta

A veces la vida se nos complica y nos pone obstáculos, unos pequeños y otros no tanto. Los más grandes son los que nos plantean preguntas (porque yo, etc) y esos obstáculos son los más importantes porque son los que refuerzan nuestro ánimo. Esos obstáculos forman nuestro carácter, nuestro espíritu y nos obligan a crecer moral, física y espiritualmente. Te ayudan a ponerte del otro lado cuando no lo estás. Te ayudan a esforzarte un poco más cuando todo parece perdido. Te ayudan a ver el lado bueno de las cosas, por pequeño que sea. Te enseñan otro mundo, el que permanece escondido mientras corremos a la oficina o llegamos a casa rendidos después de 14 horas de trabajo. Por eso quiero mucho ánimo y te pido que mires más allá, que te deleites en las risas de los niños en lugar de mandarlos callar. Que disfrutes del sol en lugar de bajar la persiana porque no ves el ordenador. Quiero que tu mirada se fije en el pajaro que está más allá de la ventana, sobre el árbol, ese árbol que tanto te molesta en otoño por que tira las hojas o en primavera por ese "maldito" polen que te da alergia. Quiero que vayas más allá y cruces las obras, las calles, las carreteras. Quiero que vayas tan lejos como sea necesario para poder caer en la cuenta de cómo hemos destrozado este mundo y, ahora, el nos devuelve la bofetada parando en seco y sacudiendose esta especie infecta que durante cientos y miles de años sólo se dedico a buscar la manera para agujerearlo, para sacar sus entrañas y fabricar con ellas adornos, baratijas que intercambiar por quien sabe que cosa. Ve más allá y averigua la manera para frenar esa destrucción, la que tenemos encima y que contribuimos día a día con nuestro granito de arena, con nuestros plásticos, nuestros grifos abiertos, nuestras luces encendidas, nuestra indiferencia pensando que eso es cosa de los demás y no hacemos nada por ayudar y, aunque nuestro mundo se esté derruyendo, nos empeñamos en no actuar con cordura, con la cordura que decimos que tenemos como especie dominante sobre este mundo que se desmorona bajo nuestros huesos y plástico a plástico, piedra o metal, poco a poco mastica os la tierra que ya no nos quiere soportar. 


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